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La Flor pidió que la jalaran, que la cortaran. Esta Flor era muy ambiciosa y demasiado caprichosa. Ella abría sus pétalos y sacaba su fragancia con orgullo y petulancia.
La Flor pidió que la jalaran, que la cortaran. Una vez separada de sus raíces, la Flor se sintió libre. Sus nuevos amos le dieron agua bendita de cristales. Estos amos la amaron, la velaron. Hasta el día que le salió la primera arruga, hasta el día que se le calló el primer pétalo. Una Flor marchita, ya no es considerada tan bonita. La Flor sin raíces murió sola y triste.